Se han hecho estudios sobre el desayuno tanto desde el punto de vista nutricional como desde perspectivas socioeconómicas y antropológicas. Sabemos que los hábitos de consumo y la composición del desayuno varían con la edad, el género, las costumbres locales y el nivel socioeconómico, entre otros. Por ejemplo, se sabe que los hijos de padres y madres que acostumbran desayunar tienen más probabilidades de incluir al desayuno entre sus comidas diarias; esto ocurre aún cuando los hijos hayan abandonado el hogar paterno-materno. Por otro lado se sabe que hay personas que desayunan diariamente pero que reducen la frecuencia del desayuno después de la adolescencia y vuelven a incrementarla cuando tienen hijos y en la madurez2, 3. Una observación por demás interesante es que el consumo frecuente del desayuno está relacionado con una mejor calidad de vida, ya que quienes desayunan también tienen otros hábitos positivos como realizar mayor actividad física y en general un estilo de vida más saludable cuando se comparan con quienes no desayunan4.
El desayuno es un componente esencial de una alimentación completa, variada, equilibrada y adecuada. De acuerdo con la Norma Oficial Mexicana 043 SSA Para la Promoción y Educación Para la Salud en Materia Alimentaria5, el desayuno, así como el resto de las comidas del día debe contener al menos un alimento de cada grupo del “Plato del Bien Comer” (Figura I).
Figura I. El Plato del Bien Comer, Norma Oficial Mexicana 043 SSA
Para la Promoción y Educación Para la Salud en Materia Alimentaria5
Aún cuando se reconoce la importancia del desayuno entre los profesionales de la salud y los círculos académicos, en países desarrollados como Estados Unidos y Australia, ha disminuido el número de personas que lo consumen. El 25% de las personas encuestadas en estos países desayunan menos de 3 días durante la semana6, 7. Esto podría explicarse simplemente por el cambio de hábitos alimenticios en respuesta al estrés y la limitada disponibilidad de tiempo que caracteriza la vida en el mundo moderno1.
Investigadores en Francia y otros países encontraron que los nutrimentos que no se consumen en el desayuno no se logran compensar con las otras comidas del día. La Encuesta Australiana de Alimentación mostró que las personas que no ingieren cereal tienen más probabilidades de tener ingestiones inadecuadas de nutrimentos 6.
Un estudio realizado en Estados Unidos con niños en edad preescolar, encontró que los niños que desayunaban tenían mayores ingestiones de vitaminas A y E, hierro y las vitaminas del complejo B en comparación con aquellos que no desayunaban. Los niños que no desayunaban – 16% de la población estudiada – tenían menos probabilidades de alcanzar por lo menos dos terceras partes de las recomendaciones diarias de vitaminas y minerales 8.
En México, un estudio poblacional encontró que las personas que desayunan cereal tienen una mayor ingestión de 8 vitaminas y minerales, entre las que se encuentran: vitamina A, vitamina C, calcio y zinc 9.
• El cereal es un alimento bajo en grasa, rico en nutrimentos y naturalmente libre de colesterol que promueve el consumo del desayuno. Esto se debe a que niños y adultos disfrutan de la variedad, diferentes sabores y texturas, así como la practicidad que brinda el cereal para el desayuno.
• Al comer cereal para el desayuno se tienen mayores ingestiones de riboflavina, calcio, vitaminas del complejo B, vitamina A y vitamina D 10, 11.
• En México las personas que consumen cereal para el desayuno tienen una mayor ingestión de 8 vitaminas y minerales como vitamina A, vitamina C, calcio y zinc 9.
• El análisis de los datos de la Encuesta Nacional de Dieta y Nutrición en el Reino Unido, muestra que los niños de 4 a 18 años que consumen regularmente entre 30 y 40 gramos de cereal para el desayuno todos los días, consumen entre 20 y 60% más hierro, vitaminas del complejo B y vitamina D comparados con aquellos que no consumen cereal. Aquellos que consumen más cereal tienen mejores niveles de ácido fólico, riboflavina y vitamina B12 11.
• En Canadá, el cereal es el alimento aporta más hierro a los niños en edad preescolar 12.
Referencias: